sentada en el colectivo del lado del pasillo (cosa que jamás sucederá en la vida real mientras el asiento del lado de la ventana esté libre), veo subir a un señor de traje gris algo sucio, se sienta a mi lado, revuelve unos instantes los bolsillos enormes, saca un atado de cigarrillos, abre la ventana y lo enciende. fuma, como si fuese lo más normal del mundo, y no puedo decirle nada porque en verdad no me molesta el humo y ahora que lo pienso también yo tendría ganas de fumar pero desisto e intento distraerme mirándome las manos. entonces me doy cuenta que debería pintarme nuevamente las uñas porque se me saltó un poco el esmalte. fin.
Sobre "La pequeña coral de la señorita Collignon"
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Recién (posta, recién) terminé de leer “La pequeña coral de la señorita
Collignon”, del español Lluís Prats. Tiene dos cosas que son muy
reconocibles: E...
3 notas al margen.:
yo también debo hacerme pintura de uñas.-
me voy.. besos
pensaba lo mismo, pero descubrí que a la noche si voy del lado del pasillo no corro riesgo de resfriarme: La ventanilla no filtra bien el frío y yo soy fácilmente resfriable.
Conclusión: estabas TAN aburrida que darle bola un rato al señor te sirvió para notar una trivialidad como que te faltaba color en un uña.
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