lunes, septiembre 7

no es sólo culpa de mi endeble atención

el que no haya podido reparar en las palabras de norberto con el esmero que merece una primer clase de economía marxista. sus anteojos para ver de lejos reflejaban los tubos de luz blanca del aula pero multiplicados y encima, ¡ay, encima con colores vivos! bah, sólo un color en diversas gamas: el verde manzana de su chomba que tenía, como si fuese poco, un simpático cacto arriba a la izquierda. yo lo miraba y veía ojos, pestañas, vidrios, párpados, cejas, piel, mil luces verdes apareciendo y desapareciendo, rotando posiciones de acuerdo a la posición de su cabeza. y así, aunque yo quiera, es complicado fijar la atención.


sólo eso. lo de los ojos se sumó a que mucho más tarde se habló del aura que cae en una esquina y es pisada por un carruaje. el todo me hizo acordar a otra cosa en un papel de renglones cortos, apuntes no sé de qué idea que ya olvidé (una servilleta doblada en cuatro):

se estremecen las cadenas
¿se oirá desde allá?
— allá, digamos: lejos, del otro lado—
suena como hierro frío
¿franquear el mediterraneo a nado,
quizá? ¿viajar en barcos de papel?
¿sorber el océano de un trago,
disimulando un poco, aunque no sirva?
vamos
¿verdad que es simple y bueno,
que basta con dejarse ir
de palabra a frases,
con pequeños brincos enérgicos
coincidir en el aire, regresar al suelo
y ver que todo sigue como antes
al no meditarlo, al saltar nada más?
porque habita lejos pero su ser él
precede al ser habitante
pero desde antes, sus ojos-
basta con eso
y las raíces cuadradas de números negativos
las justificaciones
(ni intermediarios, ni remitentes,
aunque tenga la ventaja de las pestañas
y la remera linda de pijama)
porque se puede leer de costado
o bien
etc.

3 notas al margen.:

Paranoid Android dijo...

què ventaja?

: dijo...

la de tenerlas o no -las pestañas- y que sean curvas o largas o verdes como raíces llenas de savia o marrones y raquíticas

Mikel dijo...

muy lindo