que me iba afuera, y era de noche. para usar un término de leandro, los harapientos estaban acostados algunos sobre la vereda, otros sobre cartón, en la calle, amontonados, como si faltase espacio. uno me pregunta si no voy a tener frío. nos ponemos a charlar, y luego se sumó otro. eran señores sencillos y, en algún punto extraño, remotamente cultos. no me daban ganas de irme.
me levanté 1h 40m después de que sonó el despertador.
para todo lo terrenal: http://enaguasdeplastilina.wordpress.com/
Ignacio Uranga / Quien ve arder el mundo, quien ve el detenerse de la vida
-
quien ve arder el mundo, quien ve el detenerse de la vida:
la forma en que inútilmente corrompimos los proyectos:
el sentido literal y nada interpretativo...