lunes, febrero 21

e-mail

hija feA. mi viejo está escribiendo el libro sobre el origen del psicoanálisis a partir de una histérica de una clínica famosa de París donde trabajaba Charcot. La paciente se llamaba Agustine y se escapó del hospital vestida de hombre.


para todo lo que no es desveladamente autobiográfico, enaguasdeplastilina

miércoles, enero 26


para un despilfarro de información sobre cómo llegar, enaguasdeplastilina

martes, enero 18

lentes de sol

soñé que me juzgaban muy —MUY— severamente por usar los lentes en la cabeza. yo explicaba un poco desentendida -era demasiado drama para una trivialidad- que los tenía puestos, pero como en ese momento en el lugar no había sol, los puse ahí, total, después volvería a salir y a usarlos sobre los ojos. ninguno de mis argumentos sirvió en absoluto para aminorar la sensación de desastre que se ya había despertado.

para una luna roja de mentira y cosas de mentira sobre los juegos, enaguasdeplastilina
aprendí a poner enlaces después de mucho tiempo y reboso de -ficticia también- satisfacción.

martes, enero 4

soñé que era domingo, o feriado, y mi mamá me mandaba a comprar facturas. sabía para qué lado tenía que ir, pero no con precisión dónde quedaba el local. cuando estuve fuera de su campo de visión -ella me estaba esperando en la puerta de casa-, entré a un negocio con una puerta estrecha y cara de bar, o de cualquier otra cosa menos panadería.

detrás del mostrador el señor de pelo negro asiente cuando le pregunto si tiene facturas, se acerca hasta una heladera y, de la parte de arriba, baja efectivamente una caja con facturas, pero en forma de empanada. me parece extraño. dice un precio exorbitante que creo atribuir a una inflación que, por no salir a comprar seguido, no conocía tan agravada.

entonces se queda callado y después dice que es porque estuvo preso. el chico de camisa que no sé cuándo entró al local, mira a un punto perdido y asiente gravemente con la cabeza, como si fuese muy cierto.



mientras tanto acá leemos a verlaine en castellano

domingo, diciembre 12

señores

que me iba afuera, y era de noche. para usar un término de leandro, los harapientos estaban acostados algunos sobre la vereda, otros sobre cartón, en la calle, amontonados, como si faltase espacio. uno me pregunta si no voy a tener frío. nos ponemos a charlar, y luego se sumó otro. eran señores sencillos y, en algún punto extraño, remotamente cultos. no me daban ganas de irme.

me levanté 1h 40m después de que sonó el despertador.

para todo lo terrenal: http://enaguasdeplastilina.wordpress.com/