miércoles, noviembre 18

señoras raras

llego al bar con muchísimo calor. pienso si pedir café o agua tónica cuando el mozo interrumpe el hilo de mis ideas. me pregunta con tono de yasédeantemano si voy a pedir lo que pido siempre y, aún sin haberme decidido por completo, elijo agua tónica. por llevarle la contra, no más.

llega una pareja de cincuentones que ya vi otras veces pero me aburren, así que intento leer. al rato, aparece otra que no conocía. él habla muy bajo, casi sorbiendo las palabras. tiene una camisa a rayas verde musgo y marrón claro, un reloj con maya azul y roja y una horrible pulsera plateada. bastante sobrio y nada calvo.

ella lleva el pelo platinado, gafas enormes, zapatos de taco alto, una pollera negra y está bronceada pero sin delineador. al entrar, se mira con la otra señora, un cruce de un segundo. como se estaba yendo no pasó a mayores. lástima.

me pregunta si hará frío afuera. le digo que en verdad sólo hay viento, pero en cualquier momento comienza a anochecer y será terrible. lo comprueba por sí misma y regresa a re-confirmarme que estaba en lo cierto. bien. deja la cartera plateada sobre la mesa, pide un batido de frutillas. él, sprite. sólo tenemos zero, puede ser, sí, claro.

siempre en ese lugar hay gente de más de cincuenta años, poca y todos hablan de lo mismo. siempre charlas que denotan primeras, segundas, quintas a lo sumo citas. salvo los que nombré al principio.

yo no idealicé: vi tu corazón que es lo que me interesa en un ser humano. mi suegro es como el padre que nunca tuve. ¿qué pasó con tu papá? lo veo a veces, en las fiestas. mi suegro. la mujer era muy mandona, Juan le decía a todo que sí. las cosas cambiaron cuando llegué yo a esa casa. etc. no estoy preparado dice él y entonces ella, deberías reencontrarte con tu esencia.

vaya.

y, en seguida, contame, si no te da vergüenza, no sé, si querés, qué hacías con ella en el hidromasaje.


es demasiado y entonces vuelvo a barthes. pero al rato me aburro, veo que se está nublando y me siento en la escalera. ahora el río está mucho más crecido que de costumbre. es mejor mirar los escalones que el horizonte porque el agua choca y lo malo es que haya tantas cosas tiradas, entre ellas un sachet de leche inflado que se mantiene erguido. harto fálico. también hay papeles brillantes como de alfajor que me molestan una infinidad. cuando ya el agua me salpica los pies con frecuencia, decido irme.

yendo a la parada del colectivo veo venir a una señora que parece bastante vieja con pantalones amarillos, remera roja, zapatillas al tono, mucho más limpias que ella. tiene el pelo blanquísimo adelante y negro atrás, y una bolsa en la mano. frena, deja la bolsa, revisa, revisa, revisa. saca pegamento y lo inhala.

y todas las anotaciones las hice sobre un folleto del PO


pd. y emanuel cree que un libro de unamuno puede muy bien considerarse como un kamasutra. pero sin dibujos, con letras y con una única postura erguida.

1 notas al margen.:

Lucas.- dijo...

Si no te dedicas a escribir, la humanidad se va a perder una grossa... Pero la humanidad se ha perdido de tantas cosas...