domingo, agosto 15

domingo quince

soñé —anoche- una casa amplísima con innumerables corredores, una televisión donde un hombre hablaba despectivamente de jean-sol partre con argumentos que correspondían a una cosa muy otra y quizá por eso lo escuchaba con tanta atención, la ventana del edificio aquel que daba a una pileta con apenitas de agua.

y muy antes, mi gato manteca siendo enjuiciado bajo la implacable autoridad de una jueza mujer.


debo hacer un excursus pues es preciso que los haga partícipes del genial poema de gastón. no me autorizó a compartirlo pero franco dictaminó -tal como yo creía, porque no era una potencialidad siquiera que fuese de otro modo- que es fantástico, y nada me autoriza a vedarle a la humanidad el derecho a leerlo. y a gastón tampoco.

el texto en cuestión está intitulado cogiendo mucho, y me tomo el atroz atrevimiento de señalar los puntos álgidos, sin importarme el estar, así, sugestionando su lectura. bueno, mejor no.

lean:

1

Un poeta no necesita musas, sino remises.

La venganza no es una acción,
sino un tono.


2

Lo he descubierto yo, los espejos no babean,
no por su centro,
sino que tensan desde cualquier punto-estrellita un riacho oblicuo que atraviesa cuartos
en penumbra
hacia tu pubis velludo,
carcomido abajo por tu madre cuando naciste, para que tus hijos nacieran
también. Oh pleonasmo, no quiero ser padre,
cocinero de mis manos,
pienso mientras bebo espejo, porque los espejos al fin babea
por tu entrepierna.


3

Cansado de la fenomenología del transporte público,
he descubierto el manantial
y tras él un verdadero teorema:
cojo con vos, pero escribo poemas para ella,
escribo luego de llenarte la boca de ovejas, luego de que fundes un rebaño en el lavatorio, luego de que un remis milagroso te lleve
hacia lo incognoscible. Luego, luego. Luego es el espejo deshuesado en la sábana, y obviedad,
pura obviedad ex nihilo, domingo de llamadas perdidas de amigos.


4

Esto de estar cogiendo tanto pinta todo de un resplandor tenue y metálico,
el de la venganza feliz, el que se unta sobre mi rostro
cuando apuesto toda mi alma al botón del televisor para darle la espalda a mi mejor poema.


5

Pero ahora, gracias al remis que te lleva, el mismo, pero transfigurado, que lleva a ella a la casa de un hombre que ama, que ama las musas,
que leyó Padre rico Padre pobre como a las Elegías de Duino
y usa cinturón y camisa adentro y billetera de cuero como si eso fuera el ser,
escribo un poema con un preservativo en cada dedo, para que cada verso tecleado no sea el hijo
de un porvenir así de triste.

¿Quién sabe? Tal vez el código de la remisería pegado a la heladera
sea la cifra de mi destino.


6

Escribo: Coger no me hace más hombre que una mujer.


a gastón lo pueden seguir leyendo acá.

4 notas al margen.:

Anónimo dijo...

Fe de erratas: los espejos BABEAN, no BABEA.

Si lo corregís, mejor.

Cuanto pudor me da. Pero nada es más gratificante que vos me halagues. Quizás mi destino, además del código de un remis, fuera este homenaje de domingo.

Gracias!

Anónimo dijo...

Ahora ¿qué puntos álgidos señalaste? no los veo.

m a r i e dijo...

me gusto mucho el señor, fracias por presentarlo.

Horacio Gris dijo...

Realmente muy bueno. Muy, muy bueno. El 1° es contundente.

saludos!