martes, agosto 18

cocodrilos, lluvia, etc.

salgo de mi casa —en la cual, en la vida real, dejé de vivir hace dos años— dispuesta a franquear las siete cuadras que me separan del hogar de mis abuelos. a mitad de camino, lluvia a baldazos y nubes que se van conglomerando, llegan de cualquier sitio y se apiñan justo ahí, chupando la luz. a los instantes todo es agua y oscuridad, las calles se inundan rápido, estoy en pantalones cortos y sandalias y encima el idiota del vecino dejó los paquetes enormes de comida para su mascota apoyados en el medio —serán unos cien, apilados en la acera. comida para cocodrilos con envoltorio rosado. porque tiene un cocodrilo de mascota. sí— me hacen tropezar, caigo de espaldas sobre uno de ellos, me duele, me quejo y sigo.

ahora el hospital, venimos a ver a no sé quién, pero el médico dice que soy yo quien debe pasar a hacerme un control, aunque debo dejar mi cuadernito afuera. accedo de mala gana. el corredor es largo, algo como una presencia que se evapora al momento en que volteo. pienso en droopy. detestable. al final, no era más que mi ex profesora de literatura.

terminan de tomarme la presión. una galería estrecha y larga sobre el río, un nene chiquito vende un ramos de flores a $25. compro, al tenerlas entre las manos descubro que no eran reales, exijo el reintegro de mi dinero. no acepta. ríe fuerte y estridente. se esconde. la galería es un pasillo, abro puertas al azar y en una está martin en una cama inmensa con otros varones charlando de que no hay mejor lugar para hablar que el colchón. cierro, sigo.

una mujer alta, altísima, raquítica, pelirroja, el pelo terminándose antes del comienzo de los hombros, los ojos turqueza, sin arrugas pero infinitamente vieja, la piel de cerámica, entre las manos un libro de tapa negra y letras rojas, sostenido con la mano izquierda a la altura de su pecho.

no hace nada pero mira, intento ver qué lee mientras sigo abriendo puertas. suena el despertador, insistente. y la espalda, claro, no me dejó de doler ni un poco.

2 notas al margen.:

divagues, divagues, divagues dijo...

si filmarias ese sueño, llevarlo a una escena, yo seria un fanatico todo gordo y gracioso diciendo: "!esta es mi parte favorita!"(cuando te caes)......un poco de maldad matutina......sano ejercicio......

Jimpa dijo...

acá llueve a baldazos y no hay nada que me haga tan bien y tan mal al mismo tiempo