martes, abril 6

desvaríos oníricos

tengo pesadillas hará unos siete días. claro que cuando éstas salen de los entretelones de la noche para pasar al plano discursivo, pierden un poco de su aterradora esencia.


soñé, por ejemplo, que estaba en la casa de un individuo que poseía un pequeño gato y una paloma como mascota. sólo que la paloma no era de las que detesto en la vida diaria, sino color cremita, diminuta y enteramente adorable.

delante de una puerta estaba el dueño de la paloma. en el medio de la habitación, ella. detrás de la puerta de la otra punta, yo, que intentaba congraciarme con ella al lanzarle miradas de aprobación. miradas que encendían al demoníaco animal, transformándolo en un manojo de nervios, gritos, formas grotescas y certeros picotazos en mis piernas. a cada azote, yo gritaba muy agudo. el dueño de la paloma se ofendía y me decía que tenía que dejar de gritar. accedí al ruego y salí por la puerta.

al rato volvía a asomarme, y la paloma dormía, otra vez preciosa y tierna, junto al gatito, que tenía una pata sobre su lomo.

4 notas al margen.:

N dijo...

huuuuooo... yo hace mucho que no tengo pesadillas (es más, cada vez que lo recuerdo, mis sueños son extremadamente graciosos).

Abrazo.

Horacio Gris dijo...

Tenés unos sueños muy locos. El gato me llama la atención más que otra cosa

saludos

Jimpa dijo...

lo mejor para las palomas es escupirlas

Johnny dijo...

Por que ella necesitaba tu aprobación? =)