agustina sube al micro.
agustina nota al instante que olvidó pasar a la cartera las cosas esenciales para el viaje de más de 14hs (libro, cuaderno, mp3) que descansan ahora, tranquilas, en el fondo del bolso. y así se quedarán hasta llegar a buenos aires.
agustina piensa que el mp3 y el cuaderno se pueden evitar, pero el libro, el libro, el libro; y se queda dormida.
agustina despierta pocas horas después y dice:
— no, no, no. me rehúso a que mis sueños sean tan fáciles. soñé que estábamos acá, en el micro, y alguien revisaba una cartera mía, que no era esta, y aparecía el libro. qué fácil, no puede ser, qué facil.
agustina lamenta el simplismo de su aventura onírica y no vuelve a dormir.
agustina está algo disfónica.
agustina mira el reloj todavía faltan como ocho horas y uf.
(lapsus)
agustina mira el reloj no falta nada diez minutos al fin.
agustina recoge sus cosas: la cartera. y la bolsa, que estaba debajo del asiento. la bolsa, que no había perdido de vista durante todo el viaje, que acomodó tres o cinco veces. la bolsa, que abre ahora, a ocho minutos antes de bajar, sólo porque no, porque no puede, no debe ser posible.
sí, claro. el libro había estado ahí todo el tiempo.
agustina nota al instante que olvidó pasar a la cartera las cosas esenciales para el viaje de más de 14hs (libro, cuaderno, mp3) que descansan ahora, tranquilas, en el fondo del bolso. y así se quedarán hasta llegar a buenos aires.
agustina piensa que el mp3 y el cuaderno se pueden evitar, pero el libro, el libro, el libro; y se queda dormida.
agustina despierta pocas horas después y dice:
— no, no, no. me rehúso a que mis sueños sean tan fáciles. soñé que estábamos acá, en el micro, y alguien revisaba una cartera mía, que no era esta, y aparecía el libro. qué fácil, no puede ser, qué facil.
agustina lamenta el simplismo de su aventura onírica y no vuelve a dormir.
agustina está algo disfónica.
agustina mira el reloj todavía faltan como ocho horas y uf.
(lapsus)
agustina mira el reloj no falta nada diez minutos al fin.
agustina recoge sus cosas: la cartera. y la bolsa, que estaba debajo del asiento. la bolsa, que no había perdido de vista durante todo el viaje, que acomodó tres o cinco veces. la bolsa, que abre ahora, a ocho minutos antes de bajar, sólo porque no, porque no puede, no debe ser posible.
sí, claro. el libro había estado ahí todo el tiempo.
y también yo soy de cerca sombrío y apagado
una bruma que viene a oscurecer faroles
una mano que de pronto te tapa los ojos
una bóveda entre vosotros y todas las luces
y me alejaré iluminándome en medio de las sombras
y de hileras de ojos de astros muy queridos
1 notas al margen.:
Esas tragedias dignas de insomnio suelen pasar cuando uno viaja, Agustina... puede asemejarse al olvido de un mp4 en el fondo de una mochila, y descubrir al momento de querer usarlo que el display está totalmente destruído por el peso de los objeto que habían estado durmiendo por horas sobre él???
Tomo nota.
ana-laura-bouchie
Publicar un comentario